sábado, diciembre 15, 2007

Dresden



SL: Catedral católica, imponente dama oscura iluminada de noche.



SL: La protestante, triunfante dama pulcra de día.

JU: Esta semana pasada montamos en un coche lleno de alemanes, rumbo a Dresden. Con los ojos en la aguja, la vimos subir y subir, hasta graduarse a 160 km/h.
SL: En las autopistas alemanas no hay límite de velocidad.
JU: Llegamos sin problemas y con la sensación de un pequeño salto.
SL: Bueno, la ciudad es fantástica, una joya barroca llena de historia y rincones por los que perderse. Un casco glorioso, comprimido, denso. Cúpulas, torres y tejados parecen luchar por recortarse en el cielo.
JU: Después del bombardeo que sufrió en el 45, casi al finalizar la guerra, quedó arrasada por completo. Tras la reconstrucción sus edificios han recuperado el brillo y esplendor de otros tiempos.
SL: De sus masivas moles nuestra cámara fue fijándose más en los pequeños detalles, casi sin darnos cuenta.

3 comentarios:

Unknown dijo...

El bombardeo de Dresde, uno de los actos más brutales de la Segunda Guerra Mundial, una acción desmesurada que vivió en persona el escritor norteamericano Kurt Vonnegut y que represento como farsa postmoderna en su novela Matadero-5.

Hermosas fotos. O soy muy mal fotógrafo (probablemente sí) o mi cámara es mal (que también), pero no me salen así.

Anfibius dijo...

¡Hombre, Mika! Bienvenido al club, ya tienes el síndrome de ser + bien/mal... Este peculiar fenómeno es uno de los primeros que experimentamos los profes de ELE, porque, claro, todos nuestros alumnos lo producen a saco!
He de reconocer que me he de monitorizar para no decirlo, a veces se me escapa... Aunque he de decir que me acaba gustando esto de "es mal" o "es muy mal" en vez de "está mal".
Gracias por lo de las fotos, el mérito es de la ciudad...

Unknown dijo...

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Jajajaja. No me había dado cuenta. ¡Qué horror! Voy a acabar hablando el español de los indios. ¡Viva la ELE!