jueves, febrero 08, 2007

Martha Rosler



SL: Martha Rosler, artista norteamericana que explora el contraste esquizo en el que vivimos a diario: Las imágenes de guerra y destrucción se cuelan en nuestras vidas como un mero objeto de comparsa rutinaria. La publicidad de cuerpos es otra de esas comparsas, pero ésta si que nos penetra.
JU: No sólo eso, nos llena.
SL: From "bringing the war home: house beautiful, new series" (2004)

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  • 5 comentarios:

    Unknown dijo...

    Pero, ¿qué nos llena antes, la violencia o la belleza? ¿Caras de la misma moneda? Un tema apasionante.

    Anónimo dijo...

    Gracias Mika, por generar debate. Apunto algunas ideas desordenadas...
    A miles de personas les llena el consumir, de ahí el trabajo de Rosler, no es violencia vs belleza. Ella reflexiona acerca del perenne cuerpo de mujer utilizado hasta el hastío como reclamo en la sociedad de consumo, y cómo el gastar-tener-comprar-sin-parar es el objetivo absurdo de los millones de personas que vivimos en los pisos de arriba de este planeta. Todo ello como distracción, cada vez menos justificable, de la auténtica realidad humana siglo XXI.
    Si la gente tiene demasiadas cosas que hacer, incluida la dosis adecuada de ocio organizado, es natural que no de tiempo ni a preguntar ni a responder. Mucho menos de actuar.

    Unknown dijo...

    Ahá, tienes razón. Estaba pensando en la contraposición entre belleza y violencia y cómo no siempre se muestra como una oposición real (si recordamos, por ejemplo, el hecho de que una sociedad culta y altamente refinada como la alemana se dejase seducir por el nazismo).

    Pero tras haber echado un vistazo a la obra de Rosler, queda claro que ella no contrapone la violencia a la belleza, sino que llama la atención sobre la virtualización a la que sometemos a la realidad en las sociedades tecnológicamente desarrolladas. Es decir, refugiados en la copia (sobre la que establecemos un sistema de valores basado en el deseo y la competencia desmedida: si tú tienes esto yo quiero lo mismo o algo mejor aunque al fin realmente no lo necesite, porque su posesión me hace sentir momentáneamente vivo), olvidamos el original, que o bien virtualizamos mediante los mass media (todo cuanto aparece en la pantalla de televisión), lo que genera un distanciamiento satisfactorio para nuestra conciencia, o bien enterramos, olvidamos o mantenemos como tópico conversacional.

    La perversión reside, así pues, en perder el referente que distingue a la copia del original. Básicamente por cuanto durante esa pérdida el referente que se nos devuelve quizás ya no se trate más que de una falsificación.

    Es apasionante y se me ocurren montones de cosas sobre este asunto (mis eternos problemas con la ficción y la realidad, jeje), pero ya basta por el momento.

    Anónimo dijo...

    qué largo, ¿no?

    Anónimo dijo...

    La casa, la calle, la cocina.
    Martha Rosler en Granada.
    http://www.granadaenlared.com/noticias/0901/30235001.htm