SL: Desde la otra orilla, Belgrado se deja contemplar. Se presenta como un misterio, tranquila y paciente, blanca y aderezada de verde.
JU: Hay algo de la ciudad que no se corresponde, esa belleza pacífica en realidad esconde una verdadera vorágine en sus calles.
SL: La pulsión agresiva de sus conductores, su comprensión frenética del dolce far niente, la negritud de las viejas columnas cariátides, sus miles de escondites y trampas urbanas, los bloques de pisos rebosantes de humanos que acogen o huyen, la energía profunda y visceral que orienta el orgullo político del país.
JU: Dentro del laberinto de espejos en el que la historia ha convertido a esta ciudad, habría que tallarlos o reducirlos a cristales para ver su verdadera esencia.
SL: Al cruzar de nuevo el río, nos dejaremos engullir, sin ni siquiera ser mascados, comidos atropelladamente.
martes, abril 22, 2008
Misterio
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2 comentarios:
¡Qué maravilla! Me emociona esa descripción. Tengo muchas ganas de conocerla.
He de reconocer que los Balcanes enganchan...
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