SL: Este es el segundo aguacate que planto en mi vida. ¿No está mal, no?
JU: Está muy bien, si...
SL: El primero lo planté en Chicago, y este es berlinés. He de decir que se resistió varios meses hasta que por fin asomó el tallo. Lo daba ya por perdido, pero finalmente estiró y ahora no hace más que crecer, quizás esté engañado por la calefacción.
JU: Aquí van las instrucciones de cómo plantar un aguacate.
SL: Ya, no sé, las mias son más básicas: primero me lo comí y después puse el hueso en agua, cubriendo sólo la mitad, ... al abrirse salió raíz y tallo, y luego lo trasplanté en una maceta.
JU: Un árbol en casa.
sábado, enero 19, 2008
Aguacate
lunes, enero 14, 2008
Pirámide
SL: Si, ya sé, la Navidad acabó con nuestros estómagos hace días, pero es que las navidades alemanas dejan resaca. Y no he podido resistir la tentación de colgar en la blog las fotos de la espectacular pirámide que vimos en Dresden.
JU: Estaba en un mercadillo de navidad, claro, desafiando en metros la vieja tradición. Al principio simplemente eran estructuras piramidales de madera para alojar velas e iluminarlas por la noche; al final la cosa fue puliéndose hasta transformarlas en objetos de culto, barnizadas y laboriosamente trabajadas. Los extremos destinados a las luces se transformaron en figuras talladas.
SL: La idea al encender las velas es producir el calor suficiente para calentar el aire de tal modo que la estructura dé vueltas, ayudada por unas aspas que coronan la cabeza...
JU: Las hay de todos los tamaños: grandes, pequeñas, para colocar como centro de mesa, o esta de la foto que se sirve de un motor para que las figuras se muevan.
SL: En una de las fotos apreciaréis un personaje vestido de negro, se trata del deshollinador, con sombrero de copa y una escalera dorada que le ayuda a trepar.
SL: El deshollinador trae buena suerte en el año nuevo, y lo venden por todo Berlín en las floristerías, pero esta vez clavado en la tierra de una maceta de tréboles.
JU: Una variedad de tréboles de cuatro hojas, con lo cual la suerte parece doblemente asegurada.
SL: Ya os dijimos que esta navidad alemana trae resaca, parece que la cosa no acaba nunca: en un bar del barrio todavía puedes beber Glühwein por 1.50€, hay quien todavía compra los tréboles de la suerte, las aceras todavía tienen restos de petardos y para colmo la ciudad está literalmente inundada de árboles de navidad que la gente ha abandonado en la puerta de casa.
JU: En espera de que se los lleven, llevan ya semanas...
SL: Iremos sorteándolos por las esquinas.
domingo, enero 06, 2008
Viejos amigos
SL: Aquí estoy huyendo de Gunther en Alexanderplatz, antes de refugiarnos en el mercadillo de Navidad para tomar unos Glühwein, el vino caliente que despierta manos y mentes del frio invernal de Berlín.
JU: Hace casi dos años que no habíamos visto a Gunther, desde nuestro paso por las escuelas americanas, no habíamos tenido la oportunidad de coincidir en otro país. Esta vez ha sido en Berlín.
SL: Hablamos de Chicago, de las escuelas, de los niños del gueto, de sus viajes por Latinoamérica este año, de su nuevo destino en Azerbayán...
JU: Ambos hicimos pases de fotos interminables... Aquel verano en España, el otoño de Japón, las hojas rojas de los árboles en Kamakura, el sushi del super de Nerima, los olores y ruidos de Tokyo, aquel mes en Benidorm, nuestra llegada a Berlín, la ciudad, los alemanes...
SL: Sus fotos abrazando llamas en Machu Pichu, en pueblecitos coloniales, en Colombia, en Lima, en Cartagena, en Osaka... Digamos que no ha perdido el tiempo.
JU: Cuando cumplió este nuevo año se fue a Baku via Riga. Le espera otro año de nuevas historias que contarnos.
martes, enero 01, 2008
Silvester en Berlin
SL: Esta nochevieja ha sido realmente diferente.
JU: Una semana antes, las tiendas empezaron a cubrir sus cristales anunciando precios de petardos y cohetes. Esto ya nos hizo sospechar.
SL: Claro, pero hasta que no llegó la hora no calculamos la mecánica peculiar del evento.
JU: Efectivamente, miles de alemanes pueblan las calles por la noche antes de las doce. Van calentando motores, bebiendo cerveza, tirando algún pequeño cohete... Cuando llega el momento no hay campanada que suene, ni señal alguna, simplemente miran el reloj y cuando se cumple la hora cargan y queman toda la artillería que se han comprado.
SL: Algunos tiran la casa por la ventana, la cosa no parece acabar nunca. Al ayuntamiento le sale barato, no tienen que presupuestar fuegos, la gente se los llevan puestos, cargados con mochilas en todas las calles, apostados en las esquinas, encendiendo mecha con el cigarro.
JU: Este es un video desde Mauer Park, el parque del barrio. Estaba lleno de personas haciendo botellón y esperando el año nuevo.
SL: Hubiera sido curioso ver Berlín desde lo alto, con millones de pequeños fuegos chascando el cielo.
JU: ¡Feliz 2008!